martes, 18 de marzo de 2014

El regreso de Francesco Mezzorana después de cinco años en Rusia durante la 1° guerra


Mezzorana - Papá (edición) from Ana Miravalles on Vimeo.



Yo tenía cuatro meses, ¿no? Mi hermana  tres años y medio, entonces se lo llevaron y no volvió en cinco años, y mi mamá sin noticias, cinco años sin noticias, se fue a Rusia, a Japón, a China, qué se yo por dónde lo llevaron. Ellos iban entre la nieve tenían que ir para escaparse. Cuando hace mucho frio la nariz, lo que está saliendo, es lo primero que se hiela vos hacés así se quiebra y no sale nada de sangre, momentáneamente, pero si después entra un poco en calor sí se desangran por ahí, entonces en eso tenian que tener cuidado, si le tiraban, le tocaban acá, así, se quebraba.
El llegó a mediodía, y entonces todas las mujeres esperaban si volvía el marido o no, porque muchos mueren en la guerra, todas corrieron hasta la puerta de calle, era un patio grand, entonces todas corrieron y me dejaron solita, mi mamá dice: - es tu papá, es tu papá. Y yo ni sabía, para mí como si nada, ¿viste?


EL PAPA DE ADALGISA REGRESA DE LA GUERRA (1914 - 1918)
Durante la primera guerra mundial, el padre de Adalgisa formó parte del ejército austríaco y por eso fue enviado al frente ruso, en Polonia a fines de 1914. Estuvo entre los soldados que, después de haber sido hechos prisioneros por los rusos, dispersados en territorio ruso y en 1917, reunidos por la Misión Militar Italiana en el campo de Kirsenoff,  se vieron obligados a atravesar todo el territorio siberiano en el famoso tren Transiberiano hasta Vladivostok para poder regresar -volviendo por Estados Unidos- a Italia.Esto recuerda su hija Adalgisa:
El se tuvo que presentar en la municipalidad, yo tenía cuatro meses, mi hermana tres años y medio, entonces se lo llevaron y no volvió en cinco años, porque ellos lo llevaron donde quisieron y mi mamá sin noticias, cinco años sin noticias, se fue a Rusia, a Japón, a China, no se donde lo llevaron, a Norteamérica.
Volvió solo, dice que pararon en una parte donde había muchos árboles de manzanas, siempre tenían hambre, hay árboles de manzanas, vamos. Fueron, ya había uno arriba, entonces le dice el otro tenía miedo papá era bravo, le tiró una manzana, no tengas miedo, nosotros también venimos a buscar manzanas. Cuando hay hambre cualquier manzana es rica, perdé cuidado, somos igual que vos. 

cuando habia mucha nieve, que estaba en los limites con Rusia, en los mismos limites, iba entre la nieve para escaparse, nos tiran con cosas de nieve, duras como piedras, agachate en la nieve, entre la nieve, cuando te tiran se disuelve y no te hace nada.
Tenian la nariz cortada proque cuando hace mucho frio la nariz es lo primero que se quiebra no sale nada de sangre, en eso tenian que tener cuidado si le tocaban acá, se quebraban. papá contaba eso.
El llegó a mediodía, todas las mujeres esperaban si volvía el marido o no, porque muchos mueren en la guerra, estaban todas las mujeres, mi madre, mis tias, ay mira Francis, todos corrieron a la puerta de calle, mira Francis, yo ni sabia quien era Francis, me dejaron solita, y entonces mi papá pregunto por todos, preguntó por mi, se imaginaba que ya era grande, ya tenia cinco años, entonces mi mamá dice: 
- es tu papá, es tu papá, yo ni sabia, yo como si nada. El mismo día, a la noche, le dijo a mi mamá:
- me la llevo conmigo.
Allá son boliches, pero boliches buenos, dice, me la llevo conmigo. Pero cuidala, dice. Si, yo la cuido. pero papá, cuando se ponía a charlar no se fijaba, entonces, estaba ahi un hombre con un nene, el hombre puso al nene ahí, y se pusieron a hablar de la guerra, cuando papá hablaba era mas o menos como yo, no se fijaba alrededor, yo estaba sentada alrededor, mi papa tomaba vino negro nada mas, estaba ahí sentado, con su vino, y yo, nadie me habia dado nunca vino, mi papa hablaba y tomaba. 
- Yo quiero tomar un poco, le dije
sería poquita la cantidad, pero entonces vio que estabamos jugando mucho, me dijo: quedate quieta ahi, no es que me lo daba, cuando me dijo: levantate, me cai. Borracha. Me alzó, y a mitad camino, lo regué con un vómito. Cuando llegamos a casa dice le dice a mi mamá: 
- estoy todo mojado. 
Mi mama que era brava, se pelearon una pelea bárbara, la noche del día que volvió de la guerra, después de cinco años.

domingo, 16 de marzo de 2014

Soldados bajo bandera austríaca durante la primera guerra mundial: ¿cómo contar esa historia?

(Entrada publicada en el blog: Trentinos en Bahia Blanca. Estos conceptos valen también para inmigrantes de origen friulano.)

Uno de los capítulos más complejos de la historia de los trentinos es sin duda el de la Primera Guerra Mundial. Dado que el actual territorio del Trentino formaba parte del imperio austríaco al momento de declararse la guerra, en 1914, los jóvenes de la región fueron reclutados e incorporados a las filas imperiales para luchar contra el Imperio Ruso, en la zona de Galizia, y contra el reino de Italia, después de 1915. Sin embargo, miles de esos soldados de lengua italiana, al llegar a la línea de fuego fueron tomados prisioneros o desertaron; y ya en territorio ruso, gracias a la acción de una misión militar enviada por el gobierno italiano, parte de ellos adquirieron la nacionalidad italiana, e incluso algunos pasaron a formar parte del ejército italiano en el extremo oriente.

En los relatos más remanidos acerca de la primera guerra, en las canciones de los coros italianos, y en las versiones retrospectivas de la historia familiar repetidas por nietos y bisnietos argentinos interesados en obtener la ciudadanía italiana, parecería que la historia de estos soldados trentinos no encaja.

Si esos miles de campesinos y pequeños burgueses enviados de un día para otro al frente de batalla se sentían austríacos o italianos, si esas deserciones fueron masivas o no; si la adopción de la nacionalidad italiana en el campo de concentración en Rusia fue algo realmente sentido o un expediente desesperado para poder volver a casa de algún modo; y si la versión posterior de la historia de esta guerra fue o no amañada por el fascismo, son temas que parecen estar en el tapete en estos días en el Trentino. Lógicamente, el planteo actual de estas cuestiones resulta de las circunstancias políticas precisas de quienes viven allá. Para nosotros, acá en la Argentina, ni la autonomía, ni la "nostalgia austricante", ni las intervenciones en la toponimia o en la erección de monumentos, memoriales, cementerios y museos por parte del régimen fascista forman parte de nuestros problemas ni de nuestro imaginario, pero por la forma en que se cuenta acá la historia de la inmigración (y por otros motivos), podríamos enfrentar el serio riesgo de contar estas historias en base a criterios, valoraciones y juicios "nacionalistas", "militaristas", e incluso, racistas (marcados por una cierta retórica fascista -tanto italiana como vernácula- que con el tiempo llegó a convertirse en sentido común).
 
Afortunadamente, que el tema no sea tan candente para nosotros, nos da la posibilidad de comprender mejor en qué contexto se dieron esos hechos, y de acercarnos a puntos de vista que ponen en primer plano la radical transformación de las subjetividades y de las relaciones interpersonales a causa del carácter extrermo e inusitado de las experiencias vividas, del dolor y fundamentalmente de la degradación de la dignidad de los seres humanos a los que llevó la guerra, cualquiera haya sido la bandera, nacionalidad  o posición de quienes la padecieron. Y finalmente constituye un estímulo para pensar en las vivencias de la primera guerra de algunos inmigrantes trentinos radicados en Bahía Banca: a la experiencia de la guerra ellos suman la de la emigración que (salvando las distancias) es también una experiencia traumática de pérdida, tanto de la propia lengua como de las costumbres, lazos familiares, paisajes y tradiciones. Casi no podiemos saber cómo reelaboraron ellos la historia de su participacion en la guerra porque ya no queda ninguno vivo (y mucho menos podemos nosotros emitir algún tipo de juicio respecto de sus decisiones o posiciones personales); solo de un modo indirecto, a través de los documentos y fotografías que ellos mismos decidieron conservar (o no), podemos entrever algunos pocos datos; y de un modo más oblicuo aún -pero no por eso menos fascinante- podemos tratar de comprender tantas actitudes, reacciones y formas de afrontar la vida en estas tierras con las que se manejaron hasta su muerte.

Desde esa distancia, y a conciencia de la dificultad que impone el tema y del caracter absolutamente fragmentario de estas historias, es que nos disponemos a echar un vistazo a esta página del pasado de nuestros inmigrantes.

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viernes, 3 de enero de 2014

Unde venis?

Mirando los datos de los libros de registro de personal tanto del ferrocarril Sud como del Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico encuentro los nombres de muchísimos trabajadores provenientes de lo que hasta 1918 era el imperio austríaco (provenientes en particular de la zona de Croacia).
Generalmente los estudios sobre inmigración toman como punto de partida identidades "nacionales": por caso, inmigración croata; o se incluyen en la así llamada "inmigración italiana" a los inmigrantes de lengua italiana provenientes de regiones que entre fines de siglo XIX y primera década del XX pertenecían al imperio austríaco, como el Trentino o el Friuli oriental.
Sin embargo, desde un punto estrictamente histórico (es decir, dejando de lado la búsqueda de identificación retrospectiva), tal vez sería muy interesante rastrear esa inmigración proveniente del "imperio austríaco" (queda claro, no eran inmigrantes austríacos de Viena, digamos, ni hablaban aleman como lengua madre): inmigrantes provenientes de lo que en aquellos tiempos se llamaba sud Tirol (Levico, Terlago, Condino), de Trieste o de Fiume; o de las zonas de  Croacia, Montenegro, Istria Castelmuschio, Bocche di Cataro.  Una cosa sería rastrear la cuestión étnica (inmigraciòn "italiana", inmigración "croata" rastreando apellidos italianos o croatas), y otra la cuestión política (por qué emigran subditos del imperio austríaco, provenientes específicamente de esas regiones).

jueves, 28 de noviembre de 2013

Luis Novelli y la casa-barco "Roma" de Pehuen-Co





- un inmigrante (Luis Novelli) construye una casa-barco
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            - La casa-barco representa el barco en el que LN llego a la Argentina
            - El nombre de la casa barco es el nombre del barco en que vino a la Argentina.
            - La casa barco es el "monumento" que Novelli erigió como recuerdo de su viaje.

El relato que circula por esos días respecto de la casa dice que este inmigrante partió de La Spezia, a los 19 años rumbo a la Argentina en 1943, "a bordo del vapor de pasajeros "Roma", embarcación que se convertiría en el último lazo con su patria y que se propuso reproducir con ladrillos y cemento.. La idea original tuvo como fin hacer perenne el momento del viaje, que cambió su vida para siempre."


Y sin embargo...

- En 1943, en plena guerra, no llegaban inmgrantes a la Argentina (y menos que menos un muchacho de 19 años).
- Al consultar en la base de datos de los arribos de inmigrantes del CEMLA a la Argentina entre 1947 y 1957 se puede observar que en ese lapso no hubo ningún barco de pasajeros "Roma" que haya transportado inmigrantes a la Argentina.
- Busco precisamente Luigi (o Luis) Novelli y encuentro que llegó a la Argentina a los 26 años en la nave  Paolo Toscanelli el 20 de noviembre de 1948 (o sea que en 1943, efectivamente, Novelli tenía 19 o 20 años) que había partido de Génova.

- Googleo "buque Roma" y me encuentro que se trata de un acorazado de guerra botado en 1942, que partio del puerto de La Spezia (puerto militar) el 9 de septiembre de 1943 (un día despues del armisticio) y que fue hundido por los alemanes en alta mar al día siguiente. De los más de mil tripulantes, sobrevivieron unos 600 que fueron rescatados de las aguas y conducidos a España (ya que Italia estaba acababa de ser ocupada por los alemanes). Los restos del "Roma" fueron localizados cerca de Cerdeña hace un par de años.

¿Y si Luis Novelli fue uno de esos seiscientos sobrevivientes del "Roma"? ¿Y si el monumento no es en memoria de la nave que lo trajo a la Argentina sino de esa magnifica nave, orgullo de la armada italiana, de la que él parece haber sido tripulante? (de hecho su familia registra ESA FECHA, ESE PUERTO, ESA EDAD en el relato). ¿Y si el momento más importante de la vida Novelli no fue su llegada a la Argentina sino haber sobrevivido al hundimiento del "Roma"? ¿Y si la casa-barco es el monumento a esa odisea? Es una posibilidad.

Pero no, no es la que corresponde a la historia de la persona que nos interesa.

En 1953 en la revista Panorama aparece una entrevista a Luigi Novelli, donde dice que llegó a la Argentina en 1921:


Siempre según la base de datos del Cemla, un Luigi Novelli, nacido en La Spezia llegó a la Argentina el 6-9-1928, en el buque Conteverde, industrial, casado. Hay otro también que llego en 1922. (ciudad de origen desconocida, ambos nacidos en 1900). Pero, por supuesto, tambien puede darse que el Luigi Novelli cuya pista estamos tratando de encontrar, no figure en el registro del CEMLA.

Seguiremos buscando....



Novelli falleció en 1964.



lunes, 21 de octubre de 2013

Ma, come siamo arrivati qui? Inmigrantes de la segunda posguerra en Bahía Blanca (1947-1947)




El próximo viernes 1º de noviembre a las 20 hs., Ferrowhite (museo taller)
y el Hospital Italiano Regional del Sur presentan en el auditorio de la
Asociación Dante Alighieri (Rondeau 23), la charla "*Ma, come siamo
arrivati qui? Inmigrantes italianos de la segunda posguerra en Bahía Blanca
(1947-1957)*", a cargo de la Licenciada en Historia Ana Miravalles, con la
participación del dúo musical "Los Nonos de Atilio".

A menudo se alude el movimiento migratorio que colaboró a dar forma a la
Argentina moderna con metáforas marinas. Hablamos de "corrientes
inmigratorias". Y de una primera, de una segunda, de una tercera "oleada
inmigratoria". Como si el océano hubiese transfigurado al contingente
humano que se lanzó a atravesarlo, disolviendo las identidades en una masa
homogénea, en un auténtico "mar de gente".

Por el contrario, cuando se pregunta a tal o cual inmigrante por la
inmigración, ese proceso vasto e informe suele estrechar su horizonte al
círculo íntimo de amigos y parientes, en el que las peripecias de la
partida, del viaje y de la llegada son narradas como acontecimientos
únicos, tanto por su singularidad como, en contrapartida, por su carácter
ejemplar, es decir, como si no hubiera otros que pasaron por circunstancias
similares o como si la propia experiencia bastase para dar cuenta de la de
todo el resto.

En "Ma, come siamo arrivati qui?" Ana Miravalles se concentra en la
inmigración italiana arribada a Bahía Blanca durante la segunda posguerra,
para proponer una mirada sobre este fenómeno hecha de itinerarios que van,
casi nunca de manera lineal, de las vivencias particulares a las
condiciones de época que enmarcan cada experiencia, y viceversa.

¿A todos los italianos que llegaron después de 1950 "los trajo Perón"?
¿Eran todos mano de obra especializada, "ingenieri"? ¿Aquellos "gringos"
estaban, como se suele escuchar, "muertos de hambre"? Echar una mirada a la
sociedad bahiense de aquellos años tal vez sea útil para comprender que,
lejos del simple "trasvase", el proceso inmigratorio careció de inmigrantes
típicos. En su lugar prolifera, llena de contradicciones y matices, la
compleja historia que nos trajo hasta acá.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Odette Banco


Italianos en Bahía Blanca - Odette Banco from Ana Miravalles on Vimeo.

Odette me cuenta su vida y la de su familia, y yo, como si tuviera cinco años, me sumerjo en ese mundo que no es solo el mundo singular de esa familia, de esas personas sino que es aquel país, aquella guerra, aquellos años, y ese grupo de inmigrantes contratados por Perón en 1947, y esta ciudad en esos años: hoy por ejemplo estuve en Pola, y empezó la guerra, y cayeron bombas, y corría con una nena de cinco o seis años y su abuela a esconderme en un refugio; y despues sentí como se llegaron a oir por toda Pola los gritos de esa nena cuando arrancaba el barco en que se la llevaban a Italia (junto con otros tantos niños y ancianos), mientras sus padres quedaban en tierra, todavía, hasta el proximo barco. Y volví a Pola varias veces en tren desde Génova a buscar -en secreto, no era algo que pudiera hacerse facilmente- un baúl lleno de aceite de oliva y de panes que después sirvió cuando hubo que convencer a quien autorizaba a los emigrantes a partir para que los ancianos abuelos pudieran venir tambien ellos en el barco a la Argentina; y llegué con la nena al Hotel de Inmigrantes; y dí, al día siguiente, una vuelta en colectivo recorriendo todo Buenos Aires, y llegamos a la Base Naval en Puerto Belgrano; y escuché a la madre pedir pintura para pintar toda la casa que les dieron, y llegar el camión cargado de carne, leche y pan hasta que cobraron su primer sueldo; y los valses a la noche mientras los padres de la nena bailaban, y se besaban y se amaban; vi como levantaron su casa sábados y domingos en el barrio chino, acá en Bahía, y la acompañé luego al velorio de su padre muerto poco tiempo después en un accidente un primero de mayo mientras todos se iban a su pic nic, y a su madre a comprar las máquinas industriales para tejer pulóveres; saludé a sus maestras que trataban de calmar su inexplicable angustia en la escuela cuando al mediodía sonaba la sirena de alguna fábrica cercana; y también cuando -dado que eran mujeres solas, ella, su madre y su abuela-, empezó a trabajar en la oficina de una enorme fábrica y como instrumentista en el hospital; y un montón de cosas más que ya no hacen al tema que estoy investigando; y ahí llegadas a ese a ese punto emerjo, y con ella, hace un rato en la cocina de su casa comí un trozo de esta torta magnifica cubierta de crema con dulce de leche repostero, y rellena con crema y duraznos, con té sin azúcar.




La receta de "la torta della famiglia"

2 tazas de té de harina leudante
2 tazas de azúcar (escasas)
2 cucharadas de maicena
6 huevos
1/2 cucharadita de polvo Royal
esencia de vainilla
1 taza de agua hirivendo

Batir las yemas de los huevos con una taza de azúcar, agregar el agua hirviendo batiendo lentamente.
Batir las claras a punto de nieve con la otra taza de azucar.
Cuando se enfría, agregar el harina, la maicena, el polvo royal y la esencia de vainilla.
Agregar lentamente las claras batidas a nieve.
Colocar en un molde grande enmantecado y enharinado.

El secreto es hornear MUY LENTAMENTE a una temperatura, de ser posible, menor que la del mínimo. Una hora, hora y media hasta que se dora ligeramente. Después se rellena con crema, dulce, duraznos, ananá...
La que comí yo ayer estaba recubierta de crema y dulce de leche repostero.